En esta reforma se intervenía sobre un piso de aproximadamente 100 m2 de superficie, actuando de manera global tanto en carpinterías como instalaciones y revestimientos, y realizando modificaciones parciales en la distribución de algunas estancias para optimizar el tamaño de estas y disponer de 3 dormitorios plenamente funcionales.

La vivienda estaba en su estado de origen, siendo necesaria una intervención completa que mejorase el rendimiento de la envolvente, así como una renovación completa de acabados, buscado convertir el espacio en un hogar cálido y acogedor.

En líneas generales destaca el pavimento en acabado roble natural que enlaza con las carpinterías lacadas en blanco con herrajes en color negro. Esta combinación armónica y elegante, junto con los colores tostados de los paramentos dan como resultado un ambiente agradable que invita a disfrutar de la vivienda.

En la cocina se ha seguido con la misma línea de colores principales, combinando puertas en acabado gris arenado en los módulos inferiores y de columna, con puertas acabado madera en los muebles superiores. Ha sido necesario jugar con los patinillos de instalaciones que emergían de la línea de pared, pero con una elección apropiada de revestimientos se ha logrado convertir un “complicación” en un elemento decorativo de la estancia.

En el baño común, de reducido tamaño se ha combinado una baldosa imitación madera para el suelo con baldosas texturizadas blancas y un mueble de lavabo en acabado verde musgo que aporta un toque de color al espacio, respetando la neutralidad del mismo.

Por otro lado, en el baño del dormitorio principal se ha optado por un lavabo de dos senos en acabado nogal que destaca sobre las baldosas de gran formato de y los revestimientos neutros de las paredes creando un contraste de colores y texturas, y dándole protagonismo a la zona central del baño.